lunes, junio 27, 2005

boato

En su biografía de la reina Juana la Loca, Manuel Fernández Álvarez nos cuenta que el muy francófilo Felipe el Hermoso había quedado “deslumbrado por el boato de la Corte de Luis XII”. En latín, boātus era “grito” o “alboroto”.

En español tiene hoy día la acepción de “ostentación en el porte exterior” (DRAE). En el mundo contemporáneo las fiestas con boato no se limitan a la realeza puesto que hay quienes hablan de la “pompa y boato” del Kremlin así como de la Casa Blanca. Hoy día tampoco se limita su uso a los políticos puesto que también se pueden celebrar con boato fiestas de cumpleaños y aniversarios.

jueves, junio 09, 2005

ujier

Esta semana, El Nuevo Día informaba sobre cómo partidarios de Pedro Roselló, ex gobernador de Puerto Rico por el movimiento anexionista del Partido Nuevo Progresista, habían convertido el hemiciclo del capitolio en un “hemi-circo”. Sus partidarios le apoyaban entre gritos y amenazas durante las sesiones senatoriales, “provocando” así la intervención de los ujieres.

El ujier es un empleado del tribunal a cuyo cargo está, entre otras cosas, mantener el orden. En el tribunal neoyorquino es lo que todo el mundo llamaba “court marshall” aunque su traducción en los diccionarios sajones es “usher”.

El Diccionario enciclopédico de derecho usual (Guillermo Cabanellas, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1997) lo describe como “portero de estradas” (salas del tribunal) pero sus deberes van más allá puesto que nos dice que la ley indica que “cada Cámara deberá tener dos ujieres para las notificaciones, embargos y demás diligencias y a fin de ejecutar las órdenes que reciba del presidente”.

El artículo 36 de la Ley orgánica de los tribunales militares paraguayos describe de manera similar las obligaciones del ujier:

a) asistir diariamente a la oficina;

b) recibir de los Secretarios los expedientes, para practicar las notificaciones en el domicilio de las partes, dejando constancia de ellas en el expediente y diligenciando en su caso, las cédulas respectivas;

c) devolver, debidamente diligenciados, los expedientes recibidos para practicar las notificaciones;

d) dar cuenta a los Secretarios de los inconvenientes que se les presenten en el desempeño de su cargo o en el cumplimiento de las órdenes que reciban;

e) anotar en un libro, con intervención de los Secretarios los expedientes recibidos o devueltos; y

f) cumplir las órdenes emanadas de los Jueces y Secretarios.

Si tienta describirlo sobretodo como “portero” quizás sea porque el vocablo ujier nos llega del francés “huissier” que a su vez tiene su origen en el latín “ostium”, entrada.

En ese sentido sería “usher” en ingles (que también se origina en el francés “huissier”) con uso en lugares que no tienen que ver con los tribunales, por ejemplo, en las iglesias.

En Colombia, el Centro Misionero Bethesda comenta sobre sus ujieres. (Supongo que son de Estados Unidos puesto que en español suele escribirse Betesda, aunque la Vulgata le llama Bethsaida y la Biblia de Jerusalén Bezatá [Juan 5:2]). Pues volviendo a estos misioneros en Colombia, su portal indica que los ujieres habrán de “vigilar y guiar”, ello “como lo dice 1 Corintios 14:40 todo decentemente y en orden …”.

Dicho capítulo de la primera epístola a los corintios contiene las “reglas practicas” para las iglesias las cuales indican que “[c]omo en todas las Iglesias … las mujeres cállense … no les está permitido tomar la palabra; … [s]i quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa …. (1ª Corintios 14: 32–35)”. Bueno, no conozco a dicho grupo en Colombia, pero como parte de la historia del cristianismo, he encontrado interesante este texto bíblico.

jueves, junio 02, 2005

La piel del cielo

La piel del cielo
La piel del cielo,
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He acabado de leer La piel del cielo (edición de bolsillo de Punto de lectura; Madrid 2002; ISBN 84-663-0654-4; 466 p). Con esta novela, (Premio Alfaguara 2001) pude asomarme al México de los 40, a las aspiraciones de su sociedad y a sus obstáculos. La he disfrutado muchísimo. También me ha agradado su estilo literario.

Dicho lo anterior, he de decir que hubiera valido la pena incluir un pequeño glosario de palabras de origen mexicano o particulares a dicho país para la fácil lectura de aquellos que no cuentan con un diccionario de aztequismos como el de Luis Cabrera. Muchos de dichos vocablos aparecen en el Larousse y otros han sido registrados en el DRAE. Pero algunos sólo aparecen en diccionarios regionales.

Entre febrero y junio del corriente he comentado en este blog sobre algunos de los vocablos, tales como:

chilpayate
gambusino
huacal
milpa
paliacate
rehilete
sinfonola
talacha

La edición en tapa dura de La piel del cielo se puede conseguir en Amazon.

paliacate

En La piel del cielo, “El Greñas se amarraba un paliacate haciéndole un nudo en las cuatro esquinas y así aguantaba la lluvia o el sol inclemente”. Es como le llaman en México a un pañuelo grande y, según el Diccionario de azquetismos, de “colores vistosos”. En el susodicho diccionario, se nos ofrece la posibilidad de que se trate de una frase híbrida del español y náhuatl: “pa’ la yácatl” (nariz en náhuatl). Hay un “juego del paliacate” para niños cuyas reglas se pueden encontrar en la red escolar de bibliotecas de México.

talacha

Por estos lares ya comienza a calentar. Fuera del casco urbano, no se puede caminar sin ver grupos de jardineros prestos a embellecer los patios y sembrar flores. Los veo llegar en camiones con numerosas herramientas, aunque no talachas puesto que se trata de jardines.


Talacha es otra de las palabras de origen mexicano que usa Elena Poniatowska en La piel del cielo. Es una de las herramientas que usan en determinado momento de la novela para bregar con lodo y fango. Se trata de un “hacha para labrar la tierra” según el Diccionario de azquetismos de Luis Cabrera (1982). El Pequeño Larousse (2003) la describe como “instrumento para labrar la tierra parecido a la azada” que sería “hoe” en inglés, “ratissoire” en francés y “hojo” en esperanto.

Luis Cabrera también nos da la frase “hacer talacha”, que significa “reparar algún apero, máquina o coche”. El Larousse especifica que “talacha” también se trata de “la reparación la carrocería de un automóvil” y trabajo que tiene que ver “con el cuidado o mantenimiento de algo”.

Encuentro que el uso de “talacha” se ha generalizado para hablar también de tareas cortas (y en muchos casos pesadas). El Diccionario Argentino para Mexicanos, define talacha como “chamba ocasional”.