Jaculatoria
Profunda como un naufragio
la hondura de tus miradas
azules como los tarcos,
como las tardes serranas,
con sus casas y sus sauces
y su volar de campanas.
Cuando me miras, se ríe
el duende de tus pestañas
y se me puebla, al instante,
el alma de flores blancas.
Un día vendrá la muerte
con su guadaña enlutada,
se mirará en tus pupilas;
se irá sin llevarse nada.